Si has leído alguno de los artículos que he ido publicando en mi web www.missfuentes.com, habrás observado que me llaman mucho la atención las historias de personajes que en algún momento de su vida han vivido una transformación.
Algunos lo han hecho porque les ha tocado y otros porque lo han buscado. Porque les venía impuesto, como una guerra u otras desgracias; o porque desde su fuero interno sentían una llamada que les incitaba a cambiar el rumbo de su vida en una línea diferente a cómo lo habían venido haciendo hasta ese momento.
Me fascinan las personas que eligen tomar riendas e involucrarse con ese cambio de vida que tanto desean, aunque les suponga esfuerzo y cierto sufrimiento en un inicio. Pasado un tiempo se adaptan e incluso consiguen un nivel de plenitud muy superior al que tendrían si hubieran seguido como estaban, haciendo lo que todos esperaban de él o de ella.
Como por ejemplo la historia de uno de mis amigos más queridos que estudió Historia en la Universidad, pero que ahora es Directivo en una importante Consultora de Tecnología y Sistemas de Gestión, y que dirige también un máster de Marketing en una escuela de renombre. O la de otra querida amiga, que durante su adolescencia y temprana juventud se centró en salir de fiesta, conocer chicos, comprarse ropa y un piso, hasta que un día sintió la llamada de la espiritualidad, del yoga y la meditación, y MUY valientemente, decidió dejar ese mundo más banal por este otro que la hace sentirse plena y en paz.
Conozco historias de personas que rondando los 50 decidieron cambiar de país y aprender otro idioma y costumbres completamente diferentes, para dar la oportunidad a sus hijos de vivir en un lugar con mayores posibilidades que aquel en el que nacieron.
Personas que dejaron un trabajo que no les llenaba para dedicarse a viajar por el mundo a estudiar un doctorado, hasta retomar con otro trabajo diferente o abrir su propia compañía.
Otras historias son de parejas que, a pesar de estar muchos años juntas y sentir un profundo cariño y respeto, deciden terminar su relación porque observan que son más felices separados que juntos.
Elegir realizar un cambio asusta porque supone un gran esfuerzo al principio, un período de adaptación. Aunque en el momento en que lo estamos evaluando creo que uno de los aspectos que más nos frena y más miedo nos da es pensar qué nos van a decir nuestros seres queridos, más incluso que el esfuerzo que nos va a suponer todo.
💭 “¿Cómo se tomará mi familia que deje a mi pareja, con los años que llevamos?” “¿Cómo vivirá mi mujer que deje un trabajo seguro que no me hace feliz y supone un infierno diario?” “¿Cómo verán mis amigos que deje de beber y cambie mis hábitos de fiesta cuando voy con ellos?”
Otros se preocuparán además por lo que piensen personas menos cercanas, como compañeros de trabajo, conocidos lejanos o incluso completos desconocidos.
💭 “¿Cómo se tomarán todos los que me miran en LinkedIn este gran cambio profesional?” “¿Qué pensarán mis compañeros de carrera que ahora haya decidido hacer algo que no tiene nada que ver con lo que hacía en la Universidad?”, “¿Cómo afectará a mi red de seguidores en Instagram que deje de compartir lo de siempre y empiece a enseñar otras cosas que me interesan ahora más? ¿Y qué les parecerá si les cuento algo más personal, qué pensarán de mí?” Por poner unos pocos ejemplos…
Tanto unos pensamientos como otros no dejan de ser trabas, frenos y barreras que nos auto imponemos nosotros mismos.
Realmente a nadie le importa lo que hagas. Ni siquiera a tus seres queridos. O mejor dicho, especialmente a tus seres queridos. Ellos quieren lo mejor para ti y, en su mente, eso es lo que a ellos les vaya a suponer menos estrés y esfuerzo.
😁 Si te adaptas rápidamente a tu nueva situación, te muestras feliz y no generas esfuerzo ni dolor para nadie, seguirás manteniendo tus relaciones intactas y todos estarán contentos por ti.
🥲 Si este cambio va a implicar que estés mal una temporada, que haya que echarte un cable, prestarte dinero o aguantar tus lágrimas, quizá si es por un tiempo tus familiares y amigos más cercanos -QUIZÁ- lo hagan.
🤕 Y por supuesto, si el cambio supone una pérdida de condiciones favorables para esos familiares o amigos, es posible que alguno de ellos se moleste y desaparezca. (Que digo yo, que si este es el caso, mucho mejor que se vayan, ¿no?)
Mi punto es que en el fondo, a todos les da igual lo que hagas tú.
Y si esto es así, ¿por qué a algunos nos cuesta tanto atrevernos a tomar decisiones que implican convertirnos en otra persona, en alguien más afín a lo que sentimos en el fondo de nuestro corazón, que dé respuesta a nuestros anhelos más profundos?
Para inspirar un poco de confianza, hoy te traigo en mi blog la historia de un deportista, licenciado en Derecho, que se convirtió en uno de los astrónomos más importantes del siglo XX. Aquél por el que el telescopio Hubble lleva dicho nombre.
La historia de un buscador de estrellas ✨
La historia de Edwin Hubble 🔭